Basado en hechos reales; Teresa y Justino

 

Siempre somos nosotros los que contamos la historia de nuestros novios, pero Teresa y Justino quisieron contarla en primera persona.

Y como es una historia tan tan bonita, y además acompañada de los fotones de Pixelart Creativos, no hemos querido perder la oportunidad de contárosla tal y como ellos lo han hecho.

Así que…palomitas, pañuelos, y ¡acción!

Basado en hechos reales; Teresa y Justino

Teresa

Como todos los 6 de julio, me levanté pronto para almorzar con mi cuadrilla. Almorzábamos en casa de una amiga en el centro de Pamplona. Como siempre disfrutamos de una gran sobremesa aprovechando que estábamos juntas y se dan pocas las oportunidades en las que nos podemos reunir todas.

Así que, hacia las 15 h de la tarde nos levantamos y nos fuimos en busca de un frito de huevo del Río (ya es una tradición). Poco a poco mis amigas fueron desapareciendo porque estaban cansadas o porque habían quedado con sus parejas y me quedé mano a mano con mi amiga Amaia.

Lo pasamos fenomenal, bailando en todos los bares y peñas que nos íbamos encontrando, hasta que llegamos a nuestro querido Gorriti. Allí trabajaba un buen amigo, así que estuvimos un gran rato. De repente se me acercó un chico que me pidió bailar, pero como soy muy torpe (y no por ser Pamplonica) le dije que bailara con mi amiga que es mucho más ducha en estos menesteres.

Mi amiga accedió y yo me dirigí a la barra a pedir algo y fue cuando Justino (me costó aprenderme su nombre toda la noche) se acercó y nos pusimos a hablar. Resultó que el chico que me pidió bailar y Justino eran amigos, y estaban con otros dos amigos que les esperaban fuera del bar. Nos propusieron ir a otro bar y seguimos hablando y hablando y estuvimos muy a gusto, así que intercambiamos teléfonos para hablar o quedar en otro momento.

Pasados dos días quedamos para tomar algo y cenar, y Justino no me reconoció porque llevaba el pelo suelto. Esto no fue un impedimento para que siguiéramos quedando y ya nos separarnos hasta ahora.

Justino

Como muchos 6 de julio me tocaba trabajar, así que mi chupinazo empezaría un poco más tarde de lo que a todos nos gusta, cambié el almuerzo por un bocadillo rápido en el autobús que me subiría a Pamplona.

Mientras llegaba al centro, por la ventanilla podía ver la traca final de los fuegos, era hora de comenzar la búsqueda de la cuadrilla, algo que se suele convertir en una faraónica misión ese día tan especial.

Después de innumerables llamadas perdidas, mensajes y algún que otro reproche al viento, conseguí localizar a los amigos en el Bar Utopía. Conforme llegué, Raúl un amigo, me roció con un Kalimotxo porque llegaba demasiado limpio, menos mal que no lo maté porque luego sería coprotagonista de la historia. Decidimos ir al Gorriti pero yo me separé, conocidos, San Fermín, etc.
Se pasó el tiempo sin darme cuenta.

Cuando llegué al bar tenía la cuadrilla en la puerta esperando a Raúl que no salía y me pidieron que fuera a buscarlo. Entré y me dijo ”tú no te mueves, baila con la morena (Teresa)” y HASTA HOY“.

Y colorín, colorado… ¡nuestro historia aún no ha terminado!

Más en el próximo post

¡Sean felices!

 

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